Las actividades sensoriales son aquellas que estimulan alguno de los cinco sentidos principales, a saber: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto. Con ellas, los niños aprenden a conocer y explorar el mundo que los rodea, ganan autonomía y se vuelven más valientes.
Este tipo de actividades fortalecen la autoestima de los niños y desarrollan su independencia, ya que son ellos quienes controlan la situación y toman las decisiones. Jugar es un factor esencial para el correcto desarrollo de los niños y, para desarrollar el cerebro, es indispensable que los juegos ofrezcan la estimulación sensorial adecuada.
Algunos expertos creen que hay que estimular a los niños tan pronto como empiezan a usar sus sentidos para descubrir lo que tienen a su alrededor. Sin embargo, la edad ideal para hacer ejercicios sensoriales se sitúa en torno a los 4 o 5 años, ya que es en este momento cuando los peques empiezan a mostrar un mayor interés por los objetos y sus características.
Las actividades sensoriales deben ser simples y estar diseñadas para un sentido en concreto. Si usas materiales y objetos sensoriales de lo más variado, tu hijo podrá desarrollar sus sentidos mientras juega.
Muchas actividades sensoriales se pueden hacer con materiales que se usan de forma habitual en casa. Por tanto, no es necesario comprar juegos o juguetes sofisticados para que los más pequeños participen en ellas y se diviertan.
Aquí tienes cinco sugerencias de actividades sensoriales que puedes probar con tu hijo.
- Globos sensoriales
Hazte con algunos globos de colores, rellénalos de arroz, habas, maíz, harina de trigo o harina de maíz, y átalos para que no se escape el relleno. Se les puede dar forma con facilidad, lo que estimula el sentido del tacto, aunque a los niños también les gusta el sonido que hacen. Así pues, puedes intentar que el peque adivine qué llevan dentro solo con tocar los globos u oír el sonido que hacen.
2. Botellas sensoriales
Hazte con unas cuantas botellas pequeñas de plástico, a poder ser, transparentes. Rellena tres cuartos de cada botella con agua y el cuarto restante con aceite. Luego, añade tres objetos pequeños diferentes: abalorios, botones y purpurina. También puedes probar a añadir unas gotas de colorante alimentario.
Cuando hayas hecho la mezcla en todas las botellas, dales la vuelta y agítalas para que los líquidos y los objetos se muevan.
3. Pintura espumosa
Mezcla un poco de espuma de afeitar con colorante alimentario y deja que tu peque dé rienda suelta a su imaginación. Anímalo a «pintar» con la espuma de colores sobre superficies de la casa que sean fáciles de limpiar.
4. Bolsas sensoriales
Rellena con gomina unas cuantas bolsas con cierre y, a continuación, añade objetos pequeños que puedan captar la atención de tu peque, como en el ejemplo de las botellas sensoriales. Después, podréis jugar a ordenar los objetos de cada bolsa por categorías, tamaños y colores.
5. Dibujar con hielo
Llena una cubitera de agua, añade algo de colorante alimentario y métela en el congelador. Una vez que el agua esté congelada, extrae los cubitos del molde y deja que tu hijo «dibuje» con ellos sobre una sábana blanca. A medida que los cubitos se vayan descongelando, dejarán unas marcas de agua con las que tu peque podrá crear obras muy creativas.
Recuerda que es muy importante que vigiles a tu hijo mientras hace las actividades anteriores.
Si hace buen tiempo fuera, te recomendamos que vistas a tu peque con ropa de niños cómoda y que salgáis a jugar al aire libre.
Además de servir de estímulo sensorial para los niños, estos juguetes también ofrecen la oportunidad de que padres e hijos pasen tiempo juntos y conecten entre sí. Nuestro deber como padres es cuidarlos y prepararlos para que sean niños curiosos, seguros de sí mismos y mentalmente equilibrados.